Romántica Parigi...Amando la fotografía...Robert Doisneau
















Romántica Parigi de Robert Doisneau, muestra realizada en París,  nos hace amar la fotografía como una muestra de arte imperecedero. Estas obras en blanco y negro me remontan a mi época de la revista Oiga donde se hacían los contactos y las fotos en blanco y negro. Se diagramaba poniendo un proyector para simular la silueta donde irían las fotos separadas del texto a una dos  o tres columnas, en una hojas de papel periódico cuadrículadas o pauta. Venían los fotógrafos con las fotos y el gran Paco Igartua señalaba el centro o corte de la misma haciendo que una foto cualquiera se convirtiera en: La foto. Y es que hay que tener ese don para lograr toda un armonía en una atmósfera que diga más que mil palabras.
Admiro cada detalle de este gran fotógrafo que desde los años 30 dejó un legado valiosísimo. Sus fotos memorables han sido repetidas miles de veces y aquí hay un anécdota muy interesante sobre una de esas fotos encontrado en Wikipedia...


En 1950, Doisneau buscaba material para cumplir con un encargo de la revista estadounidense America´s Life, interesada en los enamorados de París. De ahí saldrá la serie Besos y su obra más significativa: El beso. La fotografía muestra de forma misteriosa una pareja besándose frente al ayuntamiento de París.
Muchos pensaron que era una fotografía espontánea que el autor había tomado en las calles parisinas. Sin embargo, años después se supo que la pareja estaba formada por los estudiantes de arte dramático, Françoise Bornet y Jacques Carteaud de los Cursos Simon. El artista que les haría anónimamente famosos les descubrió en un café parisiense y ambos aceptaron posar delante de su objetivo dándose un apasionado beso en mitad del tumulto de la ciudad. La foto se convirtió en un icono reconocido en todo el planeta. El trabajo recorría toda Francia y Estados Unidos con gran éxito, y le abriría las puertas en el extranjero. En 1951 expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Es un beso que simbolizó una multitud de cosas: el amor, París como ciudad romántica y representó una época de exaltación del sentimiento. También se convirtió en objeto que aportó jugosas ganancias: aún hoy el famoso beso vende cientos de miles de copias anuales.

En 1993 "El Beso" fue llevado a juicio. Una pareja afirmaba haberse reconocido en la imagen y reclamaban su porción del pastel. Por aquel entonces, empezaron a aparecer mujeres y hombres asegurando ser los amantes de la obra y planteando demandas de derecho de imagen, aquella mentira que hacía creer que era una instantánea improvisada no pudo mantenerse. El fotógrafo ganó el juicio al presentar como prueba la serie completa de fotos tomadas en distintos puntos de París con la misma pareja. La había encontrado en un café cerca de la escuela de teatro y les había propuesto posar para la foto. Françoise Bornet, la protagonista real de la foto junto a su novio de entonces, Jacques Carteraud, decidió descubrir su secreto: quería un porcentaje de las ganancias. Otra vez Doisneau ganó en los estrados: pudo comprobar que había pagado el trabajo de Bornet y su compañero. La pareja vendió la copia de su foto que le regaló Doisneau a un coleccionista suizo que pagó por ella 155.000€ en 1992. M ás tarde, reconocería el propio autor: "No es una foto fea, pero se nota que es fruto de una puesta en escena, que se besan para mi cámara."
Al fotógrafo se le han dedicado más de un centenar de libros y varias películas. Del cartel de El beso se han vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo y el 14 de abril de 2012, el sitio de búsquedas Google rindió homenaje con un significativo doodle.

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